Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

Conste que yo no ataco al Sr. Romero Robledo; lo que digo es que desde muy al principio, antes de desaparecer el Ministerio del Sr. Duque de la Torre, que duró diez años o quince días; antes de que el Sr. Romero hiciera esa declaración tan importante en una reunión a la cual no asistí yo, ya me había dicho S.S. su modo de pensar. (El Sr. Romero Robledo: A esa reunión asistió S.S.). Sea como fuere, a mí me basta con lo que el Sr. Romero Robledo hizo en el Teatro Real. (El Sr. Romero Robledo: No se trata de la reunión del Teatro Real; S.S. confunde la reunión del Teatro Real con la del Sena). Pues de todos modos, resulta evidente lo que S.S. quiere negar, porque la declaración de S.S. en el Senado era bastante para hacer ver que estaba separado de la dinastía. Luego S.S. seguirá a mi lado con esa tenacidad y con esa constancia que tiene para tratar de convertir a sus ideas a amigos y a adversarios, pero separado de la dinastía. (El Sr. Romero Robledo: ¿Podrá negar S.S. que en aquella reunión fui nombrado individuo de la Junta directiva?). Claro, porque S.S. no quería separarse del partido; e hizo más: en bien de la causa que defendía, siguió en el partido para ver si se lo atraía. ¡Pues si recuerdo que todos los días nos decía S.S.: "Sus señorías se convencerán y se vendrán conmigo; no espero más sino a que SS. SS. se convenza"; ese era el trabajo de S.S.!

Conste, pues, que la separación de S.S. de mí partió de ese principio y de su cambio, en el cual no le pude seguir, porque no acostumbro a hacer esas evoluciones. [543]